Comunicado oficial de la Fundación Pachamama
Septiembre 29, 2008

¡La Constitución Ecuatoriana es la primera constitución en el mundo en reconocer los derechos de la naturaleza!

Antes de nada, cabe felicitar el esfuerzo de todos quienes hicieron posible el reconocimiento de los derechos de la naturaleza en la Nueva Constitución Ecuatoriana, desde los ciudadanos que votaron por una nueva constitución, el Presidente de la República, el ex Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Alberto Acosta, todos los asambleístas comprometidos y que siempre creyeron que era posible un verdadero cambio de modelo de desarrollo, sin olvidarse obviamente de todos los movimientos sociales, ambientalistas, indígenas e individuos independientes que con su esfuerzo apoyaron este gran reconocimiento. Esta gran victoria para el Ecuador es un paso trascendental que está dando el país para proteger sus ecosistemas únicos y diversos y hacia la defensa del planeta. Nada hubiese sido posible sin el apoyo de todos los ciudadanos ecuatorianos que el día domingo 28 de septiembre votaron a favor del sí logrando que se apruebe esta gran constitución con un 64%, una constitución que asume las propuestas de más de 70.000 ciudadanos que visitaron Montecristi llevando sus demandas las cuales fueron incorporadas en la Constitución que históricamente es la que más garantiza los derechos sociales de su población, y además de su naturaleza.

En este momento histórico para el Ecuador vale la pena hacer un pequeño resumen de cómo se logró el reconocimiento de los derechos de la naturaleza en la Nueva Constitución Ecuatoriana. La propuesta de reconocer a la naturaleza como sujeto de derecho no es nueva, muchos académicos ambientalistas como Goodofredo Stuntzi, estudiantes, entre otros habían planteado antes esta idea, sin embargo, el mundo no experimentaba tan de cerca los efectos del cambio climático, y por lo tanto sus propuestas no recibieron una acogida tan amplia como lo hizo ahora la ANC. Sin embargo, sin hacerlo formalmente, los pueblos indígenas, especialmente quienes habitan en el Ecuador con quienes tenemos una relación muy cercana, plantean como una forma cultural de vida, la protección del bosque, del agua, la defensa y respeto de la naturaleza como un alguien y no como un recurso, un algo a ser explotado y destruido como lo ha hecho la sociedad occidental con la naturaleza. Por lo tanto, considerando que esta nueva Constitución planteaba un cambio profundo para el país, un cambio de modelo de desarrollo ya no basado en la explotación indiscriminada de los recursos naturales sino en una relación harmónica con la naturaleza, un desarrollo basado en el buen vivir basado en mejoras cualitativas y no cuantitativas, la idea de reconocer derechos a la naturaleza cabía perfectamente entre las propuestas. Además, Ecuador es uno de los países más biodiversos del mundo, sus ecosistemas únicos como sus páramos, selva amazónica, ecosistemas marinos, archipiélago de Galápagos, entre otros, hacen del Ecuador un país clave para empezar un proceso serio de protección del ambiente, tomando en cuenta además que somos como país muy vulnerables al cambio climático. La naturaleza ecuatoriana ha sufrido mucho por la degradación ambiental, consecuencia de la explotación de recursos naturales, especialmente del petróleo, es por eso que como país nos destacamos por liderar el juicio ambiental más importante contra una gran corporación, el caso Texaco. Es por todas esas razones y por la voluntad de democratizar esta Constitución incluyendo valores de la cosmovisión indígena que se pensó inicialmente en el reconocimiento de los derechos de la naturaleza.

Alberto Acosta, ex presidente de la Asamblea Nacional Constituyente había planteado esta propuesta desde inicios del proceso constituyente en diciembre del 2007, con un artículo de su autoría presentando la necesidad de este reconocimiento. La Fundación Pachamama, a través de Bill Twist, presidente de Pachamama Alliance en EE.UU contactó a Thomas Linzey, miembro de “The Community Environmental Legal Defense Fund (CELDF)” quien había iniciado un proceso legal del reconocimiento de los derechos de la naturaleza en las ordenanzas locales de algunas comunidades en los Estados Unidos. La lucha de CELDF se basa en el trabajo del sudafricano Cormac Cullinan quien a través de su libro “Wild Law” logró que se reconozcan los derechos de los ecosistemas marinos en la Constitución Sudafricana. La Fundación Pachamama contactó a Thomas Linzey e invitó a Thomas y a Mari Margil, directora asociada de CELDF a venir a Ecuador para visitar la ANC en Montecristi y contar su historia. A finales de febrero del 2008, estos dos abogados llegaron al país por cuatro días, y visitaron la Asamblea en Montecristi a través de la gestión y acompañamiento del equipo de la Fundación Pachamama junto a académicos de la UASB como Carlos Larrea. Se organizó, para el 26 de febrero, un desayuno para todos los asambleístas en donde la Thomas y Mari compartieron con los asambleístas su experiencia y se presentó a través del equipo de la Fundación Pachamama argumentos defendiendo la propuesta de los derechos de la naturaleza. En esta ocasión además, se visitaron algunas de las mesas involucradas en este tema como la mesa de derechos, la mesa de recursos naturales, de desarrollo y de soberanía, además de conversaciones formales con Alberto Acosta y Aminta Buenaño. Después de esta serie de reuniones se organizó una convocatoria a abogados ambientalistas en Quito para discutir el texto propuesto a la ANC para el reconocimiento de los derechos de la naturaleza.

Primeramente, el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos no fue fácil. Existen muchos intereses corporativos e inclusive dogmas jurídicos que no aceptan esta gran evolución del derecho. Requirió de mucho cabildeo, negociación, investigaciones, convencimiento, presentación de datos y apoyo político de sectores movilizados de la sociedad civil, reflejados en los asambleístas más comprometidos con el tema para lograr introducirlo como tema clave en el debate de la ANC. En un principio se realizaron borradores al texto de los derechos de la naturaleza en la mesa 5, después se llevó este texto a la mesa 1 de derechos, y en ambas mesas se levantó un controversial debate respecto a este tema. Finalmente llegó el tema al pleno de la Asamblea Constituyente y el día 10 de abril se aprobó con 91 de los 130 votos el artículo 10 que reconoce a la naturaleza como sujeto de derechos. Este tema surgió varias veces en el debate en el pleno.

El día 7 de julio se debatieron todos los artículos que desarrollan el reconocimiento de los derechos de la naturaleza y sus sustentos. El artículo 71 se aprobó con 93 votos favorables, 18 en contra, 0 blancos y 3 abstenciones en el que se dispone que la Naturaleza tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Además toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la autoridad pública el cumplimiento de los derechos de la naturaleza. Una segunda parte de este artículo que establece que el Estado incentivará a las personas naturales y jurídicas, y a los colectivos, para que protejan la naturaleza, y promoverá el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema se aprobó con 96 votos favorables, 7 en contra, 0 blancos y 11 abstenciones.

El artículo 72 fue aprobado con 91 votos favorables, 13 en contra, 1 blancos y 9 abstenciones y se refiere a que la Naturaleza, tiene derecho a la restauración y que esta restauración será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o jurídicas de indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados. En los casos de impacto ambiental grave o permanente, incluidos los ocasionados por la explotación de los recursos naturales no renovables, el Estado establecerá los mecanismos más eficaces para alcanzar la restauración, y adoptará las medidas adecuadas para eliminar o mitigar las consecuencias ambientales nocivas.

El artículo 73 se aprobó con 90 votos favorables, 15 en contra, 2 blancos y 6 abstenciones y dice que dice el Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales. Dice además que se prohíbe la introducción de organismos y material orgánico e inorgánico que puedan alterar de manera definitiva el patrimonio genético nacional.

Finalmente el artículo 74 que determina que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades tendrán derecho a beneficiarse del ambiente y de las riquezas naturales que les permitan el buen vivir. Dice además que los servicios ambientales no serán susceptibles de apropiación; su producción, prestación, uso y aprovechamiento serán regulados por el Estad se aprobó ese mismo día con votos favorables, 19 en contra, 1 blancos y 4 abstenciones.

Por lo tanto queda claro el arduo trabajo que realizó la ANC liderada por Alberto Acosta y su equipo de apoyo junto con asambleístas como Norman Wray, Aminta Buenaño, Sofía Espín, María Soledad Vela, Pilar Nuñez, Cesar Grefa, Manuel Mendoza, Rafael Estévez, Fernando Vega entre otros asambleístas quienes defendieron con mucha fuerza este tema y se involucraron directamente con la elaboración de los textos y es gracias a ellos que el Ecuador ha dado este paso tan importante para la protección del ambiente.

Durante el período de la ANC, la Fundación Pachamama acompañó el proceso, las discusiones y debates, documentó este proceso, socializó el tema en la prensa y elaboró materiales audiovisuales para la defensa de los derechos de la naturaleza. Realizó además una campaña de socialización de los derechos de la naturaleza en los medios tradicionales, televisión, radio y prensa escrita así como medios alternativos, teatro, títeres, cine para promocionar el tema de los derechos de la naturaleza e informar a la ciudadanía de este nuevo derecho reconocido.

Cabe reconocer el valor del trabajo de las siguientes personas cuyo aporte fue esencial: María Belén Páez, Mario Melo, Natalia Greene, Siegmund Thies, Gloria Tobar, Bill y Lynne Twist y el resto del equipo de la Fundación Pachamama, Carlos Larrea, Esperanza Martínez, Ana Isabel Larrea, Manolo Morales, Freddy Ehlers, Marlon Santi, Bartolo Ushigua, Marta Echavarría y organizaciones ambientalistas e indígenas que apoyaron este reconocimiento. Agradecemos además a las Marujitas, el Deportivo Quito, Eduardo Galeano, a miembros de la realeza inglesa Zoe Tryon, Leo Mass, a la prensa inglesa, danesa, holandesa, miembros de la APE por su ayudarnos a creer y difundir esta iniciativa.

Gracias a estos artículos que ya forman parte de la Nueva Constitución del Ecuador, la ciudadanía puede exigir la garantía de estos derechos y representar a la naturaleza directamente para que sus derechos no sean violados. Es nuestro deber informar y distribuir esta información a la mayor cantidad de gente posible. Hemos creado una página web recopilando toda la información sobre los derechos de la naturaleza, los antecedentes, documentos, procesos, videos, audios, entrevistas, y noticias y publicaciones mundiales que reconocen el valor de este progresista reconocimiento del Ecuador al convertirse en el primer país en el mundo en reconocer los derechos de la naturaleza en su Constitución.

http://www.pachamama.org.ec/
http://derechosnaturaleza.blogspot.com/

Un instante de íntima satisfacción

Cuando se los propuso dijeron que no. Que no es posible. Que no había como.

Los juristas rasgaron, indignados, sus elegantes corbatas y clamaron a gritos ¡eso es aberrante!

Los religiosos consultaron, hacerlo ¿será pecado?

Los científicos sonrieron, los ambientalistas dudaron, los políticos vieron las encuestas.

Los mineros, los petroleros, los madereros, suspiraron tranquilos: eso no pasa.

Aún así se los propuso.

Para los indígenas fue obvio. ¿Porqué no reconocérselos? Preguntaron.
¿Qué no puede tenerlos porque solo es una cosa? Claro que no. Ella no es algo, es alguien y es nuestra madre a quien llamamos por su nombre propio, Pachamama, contestaron. Y fueron a Montecristi los dirigentes y los sabios para explicar, con argumentos y con ritos lo que para ellos resultaba tan natural. Que la madre tiene derechos que los hijos debemos respetar.

La propuesta avanzó.

Se habló con autoridades, se desayunó con asambleístas, se explicó a las mesas, se convenció asesores. El Presidente Acosta se jugó por ellos.

La prensa se hizo eco. La gente debatió en las calles, los expertos se pronunciaron, las autoridades se sensibilizaron.

Los depredadores empezaron a preocuparse.

Galeano escribió un artículo, las Marujitas salieron a las radios, los músicos hicieron canciones, los futbolistas se pusieron la camiseta.

Los ambientalistas dejaron de dudar.

Los borradores circularon, los mecanismos se discutieron, los principios se debatieron. El articulado fue tomando cuerpo.

Los políticos siguieron viendo las encuestas.

Al fin, el lunes 7 de julio de 2008, la Asamblea Nacional Constituyente del Ecuador reconoció los Derechos de la Naturaleza.

Habrá espacio y momento para analizar los alcances de este reconocimiento en el contexto de un mundo aterrado por el cambio climático.

Por ahora, un solo instante de íntima satisfacción por un esfuerzo colectivo que Ella, en su insondable conciencia, con seguridad apreciará.

Mario Melo
www.pachamama.org.ec
Julio/08

Las Marujitas y los Derechos de la Naturaleza


Un instante de íntima satisfacción